Cuando Vincent pintó “La noche estrellada” se encontraba ingresado en el hospital para enfermos mentales de Saint Paul de Mausole, situado al sur de Saint Rémy (Francia), justo a los pies de la cadena montañosa de los Alpilles. Desde la ventana de su habitación, situada en el segundo piso, podía contemplar como salía el sol cada mañana a través de las montañas, según comenta el propio pintor a su querido hermano Theo:
“Esta mañana, desde mi ventana, he contemplado la campiña largo tiempo, antes de la salida del sol; sólo brillaba la estrella matutina, que parecía enorme. Daubigny y Rousseau han hecho eso, sin embargo, expresando toda la intimidad, así como la gran paz y majestad que tiene, y agregando un sentimiento tan conmovedor y personal. No aborrezco esta clase de emociones.”
Carta V 593, 2 de Junio de 1889
Vincent van Gogh. CARTAS A THEO. Círculo de lectores
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Vista de los Alpilles desde la ventana de la que se supone fue la habitación
de van Gogh en Saint Paul de Mausole (Francia)
Se trata de un cuadro pintado de memoria, pues a Vincent solamente se le permitía salir del centro durante el día, acompañado siempre por una persona del sanatorio: el guardián Jean-François Poulet o el vigilante jefe Charles-Elzéard Trabuc. A pesar de ello el cuadro es completamente fiel al paisaje representado, Van Gogh no pinta nada que no vea, simplemente transforma la naturaleza mediante el color y el dibujo, creando un estilo personal e inconfundible.
Fotografía de Saint Rémy en la que se aprecia el parecido
tan enorme que hay con el cuadro de "La noche estrellada"
El cuadro fue pintado en el mes de junio, pues hasta dicho mes no se le permitió dibujar y pintar en el exterior del hospital debido al estado anímico en el que se encontraba. La fecha exacta de realización del cuadro no se conoce, pero tuvo que haber sido pintado unos días antes del 19 de junio, según se desprende del siguiente fragmento:
“Finalmente, tengo un paisaje con olivos, y un nuevo estudio de cielo estrellado.”
Carta V 595, 19 de junio de 1889
Vincent van Gogh. CARTAS A THEO. Círculo de lectores
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El cielo es el gran protagonista del cuadro, todas las miradas convergen en él. Las estrellas parecen girar sobre sí mismas y cobrar vida ante nuestros atónitos ojos. Se trata de un cielo poblado de estrellas, cargado de poesía y lleno de vida, en contraposición con la propia naturaleza, que parece hallarse ausente o dormida.
“Confieso que no sé qué pueda ser, pero la contemplación de las estrellas siempre me hace soñar, tan simplemente como me hacen soñar los puntos negros que representan en los mapas las ciudades y los pueblos. ¿Por qué, me pregunto, los puntos luminosos del firmamento habrían de sernos menos accesibles que los puntos negros en el mapa de Francia?
Así como tomamos el tren para trasladarnos a Tarascón o a Ruán, tomamos la muerte para viajar a una estrella.
Lo verdaderamente cierto de este razonamiento es que, estando vivos, no podemos trasladarnos a una estrella; e igualmente, estando muertos, no podemos tomar el tren.
En fin, no me parece imposible que el cólera, el mal de piedra, la tisis, el cáncer, sean medios de locomoción celeste, como los barcos a vapor, los ómnibus y el ferrocarril lo son terrestres.
Morir tranquilamente de vejez sería como ir a pie.”
Carta V 506
Vincent van Gogh. CARTAS A THEO. Círculo de lectores
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Las estrellas parecen estar colocadas al azar o de manera arbitraria, pero realmente no es así. Podemos distinguir perfectamente la constelación de Aries (cabe recordar que Aries es el signo zodiacal del pintor), que se encuentra situada justo encima de la estrella matutina (el planeta Venus), la cual menciona Vincent en la primera carta citada. Hasta las luces del alba se reflejan en el cielo que se encuentra justo encima de las montañas. La Vía Láctea también está representada en el cuadro como una ola o torbellino que atraviesa el cielo en diagonal, aunque desplazada de la zona que le correspondería, tratándose de una licencia del propio pintor.
Imagen del cielo en la noche del 18 de junio de 1889 (programa informático Stellarium)
en la que se observa la disposición de la constelación Aries y del planeta Venus
en la que se observa la disposición de la constelación Aries y del planeta Venus
El ciprés del primer plano parece elevarnos hasta el mismísimo cielo. Es como si se tratase de una especie de puente que permitiese comunicar los dos mundos: el terrestre, representado por la naturaleza, y el del más allá, representado por el cielo. Hasta la iglesia de Saint Martin, cuya estilizada torre despunta sobre los Alpilles, parece cumplir esta misión de conectar ambos mundos.
Iglesia de Saint Martin, situada
en Saint Rémy de Provence (Francia)
No se trata de una pintura religiosa, aunque lo pueda parecer por el trasfondo de los temas tratados en ella, se trata más bien de una pintura en la que Vincent trata de mostrarnos una visión consoladora del Universo.
“…No, no se trata de una vuelta al romanticismo o a las ideas religiosas. Sin embargo, a través sobre todo de Delacroix, y por medio de un color y un dibujo más consistentes que la exactitud trompe-l’oeil se expresaría una naturaleza campestre más auténtica que la de los arrabales y los cafetines de de París.”
Carta V 595, 19 de junio de 1889
Vincent van Gogh. CARTAS A THEO. Círculo de lectores
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Interior de la iglesia de Saint Martin
La iglesia Saint Martin nos trae a la memoria las iglesias que podemos contemplar en los países del norte. Aquí se ve claramente como los pensamientos de van Gogh regresaran de forma obsesiva al norte una y otra vez, es como si el pintor sintiese la necesidad imperiosa de regresar al hogar materno de Nuenen, hogar que había abandonado precipitadamente años atrás (carta del 16 de junio de 1889, W 12).
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