Motreil


Cuando van Gogh llegó a Arlés, en de febrero de 1888, se encontró que la ciudad estaba cubierta por un espeso manto de nieve – si bien aquello no pareció desanimarle lo más mínimo –. Pero un mes más tarde brota la primavera en los campos y el sol de la Provenza lo inunda todo con su poderosa luz, dejando al descubierto un paisaje lleno de luz y color. Vincent, fascinado ante la belleza del lugar, pinta sin descanso los nuevos temas que se le presentan ante sus ojos; para él es como si se hallase en su Japón soñado . Pronto surge en él la imperiosa necesidad de pintar las bellas noches estrelladas de la Provenza, aunque inicialmente no sabrá como enfrentarse al tema, como se desprende del siguiente fragmento, extraído de una carta dirigida a su amigo E. Bernard:

“Por ejemplo, una de las cosas que me gustaría intentar hacer es un cielo estrellado… Pero ¿cómo conseguirlo, a menos que me decida a trabajar en casa y utilizando la imaginación?”

Carta a E. Bernard (B3)
Arlés, abril de 1888
Vincent van Gogh. Las cartas. Ed. Akal, S. A., 2007

Durante una breve excursión a la localidad de Saintes Maries de la Mer, realizada en el mes de junio, el pintor tiene la oportunidad de contemplar detenidamente el cielo nocturno mientras pasea junto a la orilla del mar Mediterráneo, lo que reavivará su interés por el tema, describiendo detalladamente la escena a su hermano Theo:

“Una noche estuve paseando por la orilla del mar, en la playa desierta. No era alegre ni triste, era hermoso.

El cielo, de un azul profundo, estaba salpicado de nubes de un azul más profundo que el azul base de un cobalto intenso, y otras de un azul más claro, como la blancura azulada de las vías lácteas. En el fondo azul, las estrellas brillaban muy claras, verdosas, amarillas, blancas, rosas más claras, más adiamantadas, como piedras preciosas que en casa –incluso en París- podríamos denominar: ópalos, esmeraldas, lapislázuli, rubíes, zafiros.”

Carta a Theo van Gogh (V 499)
16 de junio de 1888
Vincent van Gogh. Las cartas. Ed. Akal, S. A., 2007




Vista actual de la ciudad de Arlés desde el Ródano

En el mes de septiembre, cuando las noches son todavía cálidas y serenas, Vincent se decide a afrontar el problema de pintar las escenas de la vida nocturna “in situ”. Toma su caballete y sus útiles de pintor y realiza dos cuadros en el exterior, bajo la luz de las estrellas: “La terraza del Café de la plaza Forum” y “La noche estrellada sobre el Ródano”.

“La cuestión de pintar las escenas y motivos de la noche, in situ y durante la noche, me interesa enormemente.”

Carta a Theo van Gogh (V 537)
Arlés 17 de septiembre de 1888
Vincent van Gogh. Las cartas. Ed. Akal, S. A., 2007


“La noche estrellada sobre el Ródano” es una de esas obras en las que van Gogh consigue transmitirnos de manera magistral la paz y la serenidad que se respiran en una cálida noche de verano.

“No me sorprendería que te gustaran la Noche estrellada y los Campos roturados, son más serenos que otros lienzos. Si el trabajo funcionara siempre así, me preocuparía menos el dinero, porque la gente vendría más fácilmente si la técnica siguiera siendo más armoniosa.”

Carta a Theo van Gogh (V 543)
28 de septiembre de 1888
Vincent van Gogh. Las cartas. Ed. Akal, S. A., 2007

Se trata de una pintura llena de armonía – como bien dice el autor–, una obra en la que el pintor representa la ciudad de Arlés iluminada por la tenue luz de las farolas de gas, bajo un hermoso cielo estrellado en el que destaca poderosamente la constelación de la Osa Mayor, reflejándose toda la escena en el Ródano.

“Te adjunto un pequeño croquis de un lienzo cuadrado de 30, por fin el cielo estrellado, pintado la misma noche, a la luz de una farola. El cielo es azul verdoso, el agua azul real, la tierra malva. La ciudad es azul violeta, el gas es amarillo, y los reflejos son rojizos y van cayendo hasta un bronce verdoso. Sobre el campo azul verdoso del cielo, la Osa Mayor tiene un destello verde y rosa, cuya discreta palidez contrasta con el oro brutal del gas.”

Carta a Theo van Gogh (V 543)
28 de septiembre de 1888
Vincent van Gogh. Las cartas. Ed. Akal, S. A., 2007


“Por último, un apunte del Ródano, de la ciudad iluminada con gas, reflejándose en el río azul. Con el cielo estrellado por encima – con la Osa Mayor –, con destellos rosas y verdes, sobre el campo azul cobalto del cielo nocturno, mientras que la luz de la ciudad y sus brutales reflejos son de un oro rojo y un verde broncíneo. Pintado de noche.”

Carta a su amigo Eugéne Boch (553b)
Vincent van Gogh. Las cartas. Ed. Akal, S. A., 2007

La constelación de la Osa Mayor, comúnmente conocida por el nombre de “el carro”, es perfectamente reconocible en el lienzo debido a las siete estrellas que forman la figura de un carro. La Osa Mayor sirve para orientarse en la noche, pues permite localizar la estrella polar, la cual en el hemisferio norte de la Tierra nos indica siempre el norte. Como curiosidad cabe destacar que la constelación no está correctamente ubicada en el cielo de “La noche estrellada sobre el Ródano”, ya que el propio van Gogh pinta una escena que está orientada al suroeste y no al norte que es donde, como todo el mundo sabe, se localiza la Osa Mayor. La explicación a este hecho es que el autor ha decidido tomarse la licencia artística de cambiar la localización de la constelación para conseguir así un cielo estéticamente más armonioso y equilibrado.


El pintor también nos transmite en este cuadro sentimientos de amor y amistad al introducir una pareja de enamorados en primer plano, situados junto a los barcos que hay atracados en el muelle.

“Dos figurillas de enamorados en color, en el primer plano.”

Carta a Theo van Gogh (V 543)
28 de septiembre de 1888
Vincent van Gogh. Las cartas. Ed. Akal, S. A., 2007

“La noche estrellada sobre el Ródano” sería elegida por el propio van Gogh para participar en la V Exposición de la Sociedad de Artistas Independientes (París, septiembre de 1889), lo que da muestra de la importancia que tenía para él dicha obra.

“Ahora todavía tengo que contarte que la exposición de los Independientes está abierta, y que tus dos cuadros están allí, “Los Lírios” y “La Noche Estrellada” (La noche estrellada sobre el Ródano). El último se cuelga mal, porque uno no se puede situar a la debida distancia, ya que la habitación es muy estrecha, pero el otro hace una muestra muy buena. Lo han puesto en la pared estrecha de la habitación, y salta a la vista desde lejos. Es un estudio hermoso lleno de aire y vida.

Carta de Theo a Vincent (T 16)
Traducción del original
Paris, 5 de septiembre de 1889


Motreil




La esposa de Theo van Gogh, Johanna Bonger, – a la que todos llamaban afectuosamente Jo – da a luz un bebé el 31 de enero de 1890. Vincent, que se encuentra recluido en el hospital para enfermos mentales de Saint Paul de Mausole, recibe la feliz noticia dos días más tarde, escribiendo inmediatamente una carta dirigida a su madre en la cual expresa la inmensa alegría que ha sentido al recibir la noticia del nacimiento del bebé.

“Supongo que habrás estado, como yo, a menudo, en tu pensamiento, al lado de Jo y de Theo. ¡Qué feliz me sentí al recibir la noticia de que todo había ido bien y, sobre todo, que Wilhelmine se había quedado a su lado!”

Carta 627 a su madre Anna
Saint Paul de Mausole, 15 de febrero de 1890
Vincent van Gogh. Las cartas. Ed. Akal, S. A., 2007

El deseo de Theo y Jo es que el bebé sea bautizado con el nombre de Vincent, a pesar de que el propio pintor hubiera preferido que se llamase Theodorus  en memoria de su padre, fallecido años atrás en Nuenen. Van Gogh, embargado por la emoción, se pone inmediatamente a pintar un cuadro para regalárselo al pequeño Vincent (1890-1978). Se trata de un lienzo en el que podemos contemplar unas ramas de almendro con flores blancas dispuestas sobre un cielo azul. El almendro, cuya floración es muy temprana, es un claro símbolo del renacimiento de la naturaleza y sus flores blancas simbolizan la fragilidad de la vida – en este caso la fragilidad del recién nacido – y la esperanza. En esta obra se aprecia una marcada influencia del arte japonés – fundamentalmente de las  xilografías japonesas –  tanto por el tema tratado, el almendro en plena floración, muy del gusto de los artistas japoneses de la época, como por la manera de representar el motivo, mediante pinceladas de colores realizadas con trazos firmes y seguros.

“Yo habría preferido que Theo le hubiera dado el nombre de Pa (Theodorus), en quien tanto he pensado en estos días, en vez del mío. Pero, en fin, ahora que ya está hecho, me he puesto inmediatamente a hacer un cuadro para él, un lienzo para colgar en su dormitorio: unas gruesas ramas de almendro en flor, blanco sobre un fondo de cielo azul.”

Carta 627 a su madre Anna
Saint Paul de Mausole, 15 de febrero de 1890
Vincent van Gogh. Las cartas. Ed. Akal, S. A., 2007

Pero desgraciadamente la alegría no duraría mucho ya que Vincent sufre una nueva crisis en ese mismo mes de febrero, tardando casi dos meses en recuperarse de la misma, lo que le impidió pintar más árboles en flor como hubiera sido su deseo.

“El trabajo iba bien, el último lienzo, unas ramas en flor –verás que, seguramente, ha sido lo que hice más pacientemente y mejor, pintado con calma y con una mayor seguridad en la pincelada.
Y al día siguiente, hecho polvo como un animal. Es difícil entender cosas como éstas, pero desgraciadamente, son así. Sin embargo tengo grandes deseos de volver al trabajo…”

Carta V 628 a Theo
Saint Paul de Mausole, abril de 1890
Vincent van Gogh. Las cartas. Ed. Akal, S. A., 2007

“Caí enfermo en un momento en que estaba pintando las flores de almendro.
Si hubiera podido seguir trabajando, puedes suponer que habría hecho también otros árboles en flor. Ahora los árboles en flor están terminándose, realmente no tengo suerte.”

Carta V 629 a Theo
Saint Paul de Mausole, 29 de abril de 1890
Vincent van Gogh. Las cartas. Ed. Akal, S. A., 2007

Vincent abandona el hospital de Saint Paul de Mausole en el mes de mayo y toma un tren con destino a París, llevando consigo el cuadro para entregárselo personalmente a Theo y Jo.

“Traje un cuadro bastante grande para el pequeño de Theo y Jo – que han colgado encima del piano –, de unas ramas de almendro blancas, grandes ramas sobre un fondo azul celeste…”

Carta W 22 a su hermana Wilhelmine
Auvers sur Oise, 5 de junio de 1890
Vincent van Gogh. Las cartas. Ed. Akal, S. A., 2007

Durante su corta estancia en la capital francesa, van Gogh tiene la oportunidad de volver a ver a su querido hermano Theo y de conocer a su cuñada Jo y al bebé, mostrando todos un gran interés por la obra de Vincent.

“Lo que hace el pequeño Vincent es mirar los cuadros de su tío Vincent con gran interés – el árbol en flor especialmente, el cual está colgado sobre su cama, parece cautivarle –…”

Carta T 30 de Jo a Vincent
París, 1890
Traducción  del texto original